Jayne Carpenter tenía 53 años cuando sufrió la terrible enfermedad que inició como una tos común hasta que se volvió una sepsis.
Jayne Carpenter era una enfermera comprometida con su profesión y con su cuerpo que cuidaba con buena alimentación y ejercicios. Sin embargo una tos se le complicó que ocasionó que se quitara la vida por el trágico final que tuvo con las extremidades de su cuerpo.
Jayne tenía 53 años cuando sufrió la terrible enfermedad que inició como una tos común hasta que se volvió una sepsis, una reacción mortal a una infección que ocurre cuando el sistema inmunológico reacciona y comienza a dañar tejidos del cuerpo.
Dicha reacción provocada por la sepsis le ocasionó a Jayne perder ambas piernas y su brazo izquierdo hasta el codo, mientras que a su mano derecha le amputaron cuatro dedos.
Pese a ser amputada de piernas y brazo, Jayne seguía con su rutina de ejercicios donde gustaba del baile que lo hacía con su par de piernas protésicas de metal que sin embargo, le causaban un gran dolor e infecciones por lo que recaudaba fondos para una cirugía que ayudaran con unas prótesis especiales.
El confinamiento por el Covid-19 mermó aún más en el estado de salud de Jayne quien y no podía hacer sus actividades como ir a bailar y hacer ejercicio, además de que estaba acostumbrada a viajar.
Durante su tratamiento contra la sepsis, Jayne había estado dos meses en coma y pese a haber sorteado todas las adversidades, la enfermera no dio signos graves que preocuparan a su familia hasta que decidió quitarse la vida.
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